martes, 7 de agosto de 2007

El Arte Islámico.



Karina y yo recién regresamos de ver -una parte- de lo que es el arte islámico. Entre miniaturas de bronce y cerámica. Frente a inmensamente bellos y misteriosos tapíces de seda negra o mil colores en perfecta simetría (es perfecta la simetría, o aparenta serlo). Entre tumbas de mármol y retablos de madera. Frente a fragmentos de una sola página o pequeñas encuadernaciones del Corán en distintas versiones. Frente a delicadas acuerelas sobre tela de plata y bañadas en oro. Entre pequeõs bustos en piedra y adornadas monturas, máscaras y cimitarras de plata. Frente a un arte religioso ifninitamente misteriosa, evocador y todavía con mucho que ofrecer a las artes contemporáneas, que en su pretensión conceptual han perdido conacto con la sensibilidad y el verdadero oficio artesanal-artístico.

De frente y entre la filigrana y el arabesco y el misterio, ahí andábamos hace un par de horas en The State Gallery of New South Wells (Sydney).

Y pensar que, debido a las guerras, (desde las cruzadas hasta la invasión buchiana en Irak) y a los hurtos arqueológicos, nunca sera posible ver en todo su esplendor la maginitud del Arte Islámico.

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