lunes, 12 de enero de 2009

MEMORIA BREVE

Recuerdo de Alcira.

No recuerdo el apellido de Alcira, tal vez haya sido Lacouture, como se apellida Auxilio, la protagonista de Amuleto, novella de Roberto Bolaño, en la cual Alcira es el modelo del personaje (aunque no lo mencionaa Gustavo Ogario en su ensayo basado en esta novela, tampoco sé sí Bolaño lo mencionó alguna vez).

Lo que si recuerdo bien es que a nuestra llegada de Berkeley al D.F. una noche de enero del recién estrenado 1980, Murielle y yo fuimos a visitar a Eric –también de origen belga-, un totografo amigo
de nosotros dos. En la casa de Eric, que vivía en la Colonia del Valle, estaba viviendo “temporalmente” Alcira.

Alcira era uruguaya y poeta. Adoraba hasta el hartazgo a su coterraneo Isidore Ducase Conde de Lautreamont y –por supusto- a Arturito (así lo llamaba ella) Rimbaud. Alcira –vino tinto en mano- recitaba versos de los malditos seminales, del primero en español y del Segundo en un francés bastante acceptable, de acuerdo con Murelle y con Eric.

Alcira era alta y delgada, de pelo castaño claro y piel blanca. Del color de sus ojos no me acuerdo, pero si recuerdo que tenía una vitalidad apabullante y un humor mezcla de negro con azul. Melancólica y valiente. Ella misma nos contó que se había pasado no recordaba ella misma cuantos días en un baño de la UNAM durante la ocupación militar del ’68. No quería que la sacaran los milicos de la universidad, quería salir ella sola, por su propio pie, pero la encontraron y la sacaron, como a todos los demas estudiantes y maestros y trabajadores solidariois.

Alcira también pintaba, hacia cartteles con sus propios poemas o poemas de sus adorados enfant terribles. También sufría de alguna depresion profunda, o algún disturbio mental, porque un día me la encontré en C.U. y al saludarnos ella río y dejó ver su dentadura casi vacía: “…es por los electro-shocks de mierda…”, me dijo y se fue riendo. ¿O,se fué lloraba?

Mucho tiempo después –siempre en C.U. volví a ver a Alcira, pero esta vez de lejos. Era un diciembre de finales de los ochentas, yo vendía mis morrales, chalecos, billteras y cintos de cuero junto a una pila de otros artesanos que llenabamos los pasillos exteriors d la falcultad de Folosofía y Letras. Fue mi difunto amigo Sergio Zazueta alias “el pelo chino” quien me señaló hacia un punto a través del cerco. En el amplio patio trasero de la facultad habían montado un gran número de mesas, manteles blancos, vinos, viandas, flores, regales. Se trataba de un agape de fin de año para administrativos y profesores de la misma facultad. Despacio, moviéndose y canturreando de mesa en mesa Alcira jalaba los manteles y todo se iba al carajo. Todo echo añicos y mierda en el pasto húmedo, bajo un cielo gris, como en alguna película de Andrei Wajda.

Nunca más supe algo de Alcira. Tampoco sé si está viva.

2 comentarios:

Navajazz dijo...

Bretones somos y en el camino andamos. A cada quien su Nadja, esas tuercas de luz que arrojó el gran mecánico al salir del bar "La Creación del Universo" con la ilusión de que el día siguiente era no laborable. Pero, muy temprano se levantó a duras penas para ir a curarse a la cantina "El Séptimo día". Entonces se percata del agujero en la bolsa de herramientas. Puja de desvelo y hartazgo. Y se embriaga de nuevo hasta saberse Dios, tres en uno, y decide no regresar al trabajo, dejarlo "permanentemente inconcluso". Y esas tuercas de luz giran como una peonza alucinada en el olvido absoluto de su funcionalidad primigenia. Mientras, los mortales dormimos el sueño de Newton hasta que una manzana nos golpea en la cabeza por fuerza de la inercia y nos despierta. Así se deslizan las cosas, hasta que en un momento (no se sabe) comprendemos que la manzana eligió a Newton, que Nadja eligió a Bretón, que ella te eligió y pasó por ti como una corriente de aire hacia un horizonte ajeno, deslumbrante, donde la ley de la inercia es una palabra en el pasto, pudriéndose al sol, huérfana de semillas, ausente de significados, extraviada de otro Dios extraviado.

Mario Licón Cabrera dijo...

Luego la manzana se volvió balón/diosito santo botella/estekkas la luna y el sol/humo de papeles/Nadja verano y Breton/lustre cadáver/ y Alcira una novela/una memoria breve...

un abrazo