domingo, 4 de febrero de 2007

Animaldifícil

Victor Hugo Barrera

Ya desde La otredad del amor Julio Ernesto Tánori evidenciaba su devoción por la palabra, pero no por la palabra definitiva, final, sino por esa misma que juega en el título de su opus poético: ambigua, inasible, en el abismo. Como la otra edad del amor. En esos primeros años de creación para el poeta las palabras tenían un gusto a despedidas de baratas flores de papel, ansiaba ser palabra y minuto, sus personajes poéticos escupían palabras masticadas/histéricas palabras de la desesperanza.

Años antes de escribir para borrarse, amenazaba con callar y detenerse en el abismo de la palabra, rogándole, exigiéndole, a la poesía, derecho de asilo para sus poemas, poemas que estallaban en sus ojos.

Poeta duro, granítico, genuino, conoce el rigor de la palabra sí, la quemadura que provoca la calidez de la palabra lumbre, y descubre que la palabra en sí misma es, por dentro, un cubo de espejos, que toda palabra es otra, que se va, que nace.

Animaldifícil (Mora-Cantúa Editores) es un libro, sí, pero también es muchos libros: tres si contamos La otredad del amor y La Bestiamarga, cuatro o cinco si así lo deseamos o así nos lo dicta su lectura y relectura.

La obra de Julio Ernesto reniega de la mediocridad; apela al sentimiento y al amor, sí, a veces, pero exige también atención, empatía, para descubrir que en sus páginas hay erudición y música de fondo, hormigueo y escozor, todo provocado por su pluma quintaesencialmente poética.

Y para los que preguntan para qué demonios sirve el ejercicio poético, valga este libro para que los hunda más en su desasosiego. Porque el poeta Julio Ernesto no ofrece soluciones, ni rápidas ni fáciles, él busca la verdad sin importar que sea real o falsa. Y he aquí otra constante en su trabajo poético: evolución y búsqueda, búsqueda y evolución. El poeta continúa en la búsqueda de la palabra. ¿Temeroso?: No: Seguro.
Y maldito y culto. ¡Culto maldito! dicen sus detractores.

Alejado por convicción de toda capilla literaria, ensimismado en la creación, en su búsqueda, Julio Ernesto nos regala versos para observar más negro el negro y más rojo el rojo. En las páginas de Animaldifícil hay tristeza y abandono, enjundia, serenidad y trabajo, mucho trabajo, poemas ambivalentes, categóricos y de categoría. Poemas como cuchillos, dagosos, mortales, ligeros y fuertes, cadenciosos como la mar, golpeadores como las olas, luminosos y oscuros. ¿Versos nacidos bajo el influjo del miedo?

Pero estos versos, desquiciados y potentes, bien podrían aliviar epilépticos o convertirse en agua de lluvia, en mezcal o tequila, en ardiente cuerpo de mujer, en música metálica, en polvo, en sollozos, en alas de buitre, en rayos de luna, en vistosos ropajes, en vuelo de pájaro o espumeante cerveza…

Dice Ricardo Reis que dice Álvaro de Campos que “la poesía es una prosa donde el ritmo es artificial. De Campos considera a la poesía como una prosa que se reviste de música, de ahí el artificio. Yo, sin embargo –ahora es Ricardo Reis quien habla-, diría que la poesía es una música que se hace con ideas, en lugar de con emociones. Con emociones haréis sólo música”. La poesía de Julio Ernesto Tánori, y esto lo creo firmemente, está hecha con música, ideas y emociones.

Animaldifícil es la banda sonora para la noche de un día difícil. Es un animal, difícil, sí, para sacarlo a pasear en días de guardar, en noches de luna llena y de excesos bestiales (¿amargos?). Los versos de este animal son para leerse frente a los restos de un incendio. Para gritarlos en voz muy alta y que así tus vecinos escuchen a través de las paredes. Versos para rescatar náufragos, convertir a ingenuos y convencer escépticos. Que los hay.

Hace algunos años me encontré en la barra de una cantina a Mario Licón Cabrera (el poeta exiliado en Australia) y a Julio Ernesto Tánori. Al verlos me acerqué a ellos y sentencié: vaya, dos mitos en el mismo lugar, y Julio de inmediato aclaró: “Un momento, Mario es un mito, Yo soy una leyenda”. Siempre provocador.

Como prueba de su evolución, Julio ya no es el mejor poeta del mundo y dos cuadras más allá. Ahora es el Mejor Poeta del Universo y tres cuadras más allá. Siempre provocador. Como su poesía.

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